lunes, 5 de abril de 2010

Lo más importante cuando queremos aprender algo, es saber el por qué y el para qué. Muchos empiezan un proceso,pero no lo terminan. No es entonces una sorpresa que al momento de analizar las razones, los intereses que nos motivaban a aprender algo, descubramos, hasta con un cierto asombro místico, que nuestros argumentos para encaminarnos en la tarea, el compromiso, la labor de educarnos, obedecian a la veleidad de un capricho endeble y fugaz, o a un miedo, o en el peor de los casos, simplemente a la típica y negativa artimaña de comprobar una vez más que no servimos para algo: Autoprofesia realizada. Es entonces ésta una invitacion a la reflexión y a la entrega total del ánimo bajo el amparo de la conciencia.